¿Qué es el confort térmico y como se consigue?
Cuando hablamos de confort térmico nos referimos a la sensación de calidez dentro de nuestro hogar, sin pasar frío ni calor. Dicho de otra manera, el confort térmico se logra cuando las condiciones de humedad, temperatura y movimiento de aire son agradables. Como se trata de un término bastante subjetivo, es necesario tener en cuenta variables como la temperatura del aire, la temperatura de las paredes y suelos, la humedad y la velocidad del aire.
La calidez en nuestro hogar es un punto realmente importante, ya que a todos nos gusta estar cómodos en nuestra propia casa. Para lograr un confort térmico adecuado es necesario seguir una serie de pautas y tener en cuenta ciertas variables que os vamos a detallar a continuación. Presta atención a todo lo que vamos a contarte si quieres hacer de tu hogar un sitio cómodo y equilibrado térmicamente.
¿Qué se entiende por confort térmico?
El confort térmico es la sensación que tienen las personas sobre la temperatura dentro de una estancia, en el que no sienten ni frío ni calor excesivos. Es una condición en la que el ambiente es percibido como agradable, sin generar la necesidad de ajustar la vestimenta o la postura para regular la temperatura corporal. Al ser una evaluación subjetiva, ya que cada persona puede tener diferentes sensaciones, se hace necesario medir otras variables como la temperatura, la humedad y la velocidad del aire.
En términos generales, se considera que el confort térmico se alcanza en invierno con unos 20 grados y con un máximo de 25 grados en verano. Además, lo ideal es que las humedades no sean excesivamente altas y que la ventilación esté controlada y sea continua.
¿Cómo se consigue el confort térmico?
El confort térmico en una vivienda se logra mediante un equilibrio adecuado entre la temperatura interior, la humedad, la ventilación, y otros factores ambientales. Aquí te explicamos cuáles son los elementos clave para conseguirlo:
Aislamiento Térmico de Fachadas
Un buen aislamiento térmico en las fachadas esencial para mantener una temperatura confortable en el interior de la vivienda. Esto minimiza las pérdidas de calor durante el invierno y evita que el calor exterior penetre en verano. Además, contar con ventanas de doble o triple acristalamiento y sellos adecuados evita puentes térmicos, contribuyendo a un entorno más estable y eficiente energéticamente. Uno de los sistemas más eficientes para mejorar el aislamiento térmico de tu fachada es el Sistema Sate.
Ventilación Adecuada
La ventilación es crucial para renovar el aire y evitar la acumulación de humedad y calor. La ventilación natural, aprovechando la corriente de aire al abrir ventanas en lados opuestos, es una forma eficaz de mejorar el confort térmico. Además, los sistemas de ventilación mecánica, como los que incluyen recuperación de calor, permiten mantener una buena calidad del aire sin perder energía térmica.
Control de la Humedad
Mantener la humedad relativa entre el 40% y el 60% es clave para el confort térmico. Para lograr esto, se pueden usar deshumidificadores o sistemas de climatización que regulen la humedad. Además, utilizar materiales higroscópicos, como la madera, que pueden absorber y liberar humedad, ayuda a estabilizar el ambiente interior, mejorando así la sensación de confort.
Sistemas de Climatización
Los sistemas de climatización, como la calefacción en invierno y la refrigeración en verano, son fundamentales para mantener un ambiente confortable. Las bombas de calor y la calefacción radiante son opciones eficientes. El uso de termostatos inteligentes permite un control preciso de la temperatura, ajustándose automáticamente a las necesidades de los ocupantes y mejorando la eficiencia energética. Una franja ideal de confort de temperaturas es la que oscila entre los 21 y los 25 grados.
Inercia Térmica
La inercia térmica se refiere a la capacidad de los materiales de construcción para almacenar y liberar calor lentamente. Materiales como el ladrillo o el concreto tienen alta inercia térmica, lo que ayuda a regular la temperatura interior de la vivienda, reduciendo las fluctuaciones térmicas y manteniendo un ambiente más constante y confortable a lo largo del día.
Protección frente al sol
El sombreado adecuado es esencial para controlar el calor que entra en la vivienda, especialmente durante el verano. Elementos como toldos, persianas, cortinas y la vegetación exterior pueden reducir la radiación solar directa, mientras que en invierno ayudan a conservar el calor. También se pueden incorporar soluciones arquitectónicas como pérgolas o aleros que proporcionen sombra sin obstruir la ventilación.
Orientación y Diseño de la Vivienda
La orientación de la vivienda juega un papel importante en el confort térmico. Aprovechar la luz solar en invierno mediante ventanas orientadas al sur (en el hemisferio norte) y protegerse del calor en verano con la correcta disposición de espacios puede mejorar significativamente el confort térmico. La distribución inteligente de las habitaciones, colocando las más utilizadas en las zonas mejor iluminadas, también contribuye a una mayor eficiencia térmica.
Uso de Energías Renovables
El uso de energías renovables, como la energía solar, puede mejorar el confort térmico de manera sostenible. Los paneles solares pueden utilizarse para calentar agua o generar electricidad, reduciendo la dependencia de fuentes de energía tradicionales y proporcionando una fuente de calor o refrigeración más constante y menos costosa a largo plazo. Esto no solo mejora el confort, sino que también disminuye la huella de carbono de la vivienda.
¿Cuál es la temperatura de confort en una casa?
Para dar con la temperatura ideal en una casa debemos tener en cuenta que nuestro cuerpo funciona a una temperatura casi constante de unos 37 grados. Por lo tanto, si la temperatura del aire de una habitación es baja, tendremos sensación de frío porque aumenta el intercambio por radiación y convección. Por el contrario, si la temperatura es alta, sudamos porque aumenta el intercambio evaporativo a través de la piel.
De todas maneras, el estado de confort de una persona depende también de otros factores como el metabolismo, la temperatura, el sexo, la edad, la ropa y la actividad física.
Por norma general, cada estancia de una casa debe tener una temperatura concreta, oscilando siempre entre los 18 y los 20 grados. En el caso de los dormitorios, la temperatura recomendada es de entre 16 y 18 grados.