¿Cómo saber si una casa esta bien aislada?
Un correcto aislamiento de los edificios repercute enormemente en los hogares, principalmente en las facturas de luz y calefacción al tener una mejor eficiencia energética. A partir de 2006, se implantaron medidas obligatorias en la construcción de edificios para que fueran más eficientes energéticamente, así que las viviendas más modernas tienen un aislamiento adecuado para reducir el consumo de energía.
Sin embargo, desde los años 80 en España las exigencias eran laxas e insuficientes. Esto repercute en la mayor parte del parque inmobiliario del país que se construyó en esas décadas y que cuenta con espesores de aislamiento inferiores a los 2.5 centímetros. Desde que se implantó la nueva regulación recogida en el Código Técnico de la Edificación (CTE), se deben incorporar a los nuevos edificios y a los más antiguos aislantes con un espesor mínimo de 6 centímetros que deben ser permeables al aire y resistentes al sol.
A continuación, vamos a conocer cómo saber si una casa está bien aislada y qué consecuencias tiene el tener una casa mal aislada para que puedas encontrar la solución más adecuada en cada caso.
¿Qué ocurre si una casa está mal aislada?
La fachada de un edificio es su protección, el elemento principal que sirve como barrera para que tanto el frío como el calor no pasen al interior de las casas. Si la fachada no cuenta con el espesor y el aislamiento adecuado, la consecuencia de tener una casa mal aislada es la ineficiencia energética para poder mantener los niveles de confort adecuados, ya que tanto el calor o el frio se vayan a través de la pared.
Esto se traduce en un mayor gasto en calefacción durante el invierno porque accede más el frío y se pierde el calor interior y un mayor gasto en aire acondicionado durante el verano por un aumento de la temperatura desde el exterior. De hecho, una casa bien aislada puede llegar a reducir la factura eléctrica entre un 40 y un 60%. Y, por consiguiente, un menor consumo de energía reduce las emisiones y la contaminación, por lo que estamos contribuyendo a la mejora del medio ambiente.
¿Cómo comprobar el aislamiento térmico de mi casa?
Como ya hemos adelantado, se puede comprobar el aislamiento térmico de una casa fácilmente consultando las facturas. ¿Gastas mucho en gas, luz o gasóleo? Lo más probable es que tu edificio no sea eficiente energéticamente. Otros signos que se detectan a simple vista son
- Aparición de condensación y manchas de moho en las paredes
- Condensación de agua en los cristales de las ventanas
- Observar si se escucha la entrada de viento a través de las rendijas de las ventanas o rejillas de ventilación
- Sensación de temperaturas diferentes en las habitaciones de la casa.
Pero eso es intuición. Para comprobar técnicamente el aislamiento de una casa hay que hacer una termografía. Una cámara termográfica es capaz de obtener una imagen térmica del edificio y encontrar sus puntos conflictivos por donde hay pérdidas de temperatura.
Esa es la forma más sencilla, pero no la única. Mediante la realización de unos agujeros en la fachada de la vivienda se puede comprobar el aislamiento en las cámaras de aire. Esta técnica es más engorrosa por necesitar algo de obra.
¿Cómo aislar una casa por fuera sin hacer obras en el interior?
Una vez comprobado que tu casa no está bien aislada, lo más recomendado es instalar un sistema de aislamiento térmico por el exterior como es el sistema SATE, que nos permitirá aislar tanto del frio como del calor por el exterior viviendas y edificios minimizando al máximo las molestias, ya que la obra se realiza por la fachada y no por el interior de las viviendas, por lo que los propietarios no tendrán que salir de su casa para realizar la obra. Este tipo de sistema es ya muy usado en obra nueva para aislar las viviendas, pero también es perfecto para viviendas que ya están construidas.
Esto es posible gracias a la colocación de paneles aislantes fijados a la fachada mediante técnicas químicas y mecánicas. Después, se hace especial hincapié en las esquinas y en los rincones de la fachada con elementos específicos para estas zonas. Esta primera capa se protege con enfoscado grueso y malla de fibra de vidrio. Lo último es el acabado elegido con un recovo decorativo.
Además de reducir las molestias de las obras, las principales ventajas del SATE son: la mejora del aislamiento térmico y acústico de la vivienda, la reducción de las facturas, por lo que es una inversión que se acaba amortizando al cabo de 6 o 7 años después de su instalación con el ahorro que se va produciendo mes a mes, la reducción de las emisiones de CO2 y mejora del medio ambiente, la gran calidad que ofrece y el aumento de la durabilidad y valor del edificio.
Si crees que tu vivienda está mal aislada y quieres reducir tus consumos energéticos, puedes contactar con nosotros y te ayudaremos a encontrar la mejor solución para poder aislar tu vivienda o edificio.